Y mis disculpas a los que me tenias enlzado porque tendreis que cambiar los enlaces. sorry.
Gracias a todos, y espero volver a veros pronto en ya sabeis donde.
Lo que quise que ocurriera pero no ocurrió.
Lo que ocurrió:
Mi nombre es Sally Wasp, asesina del Imperio, a las órdenes de Inquisidor Soldevan. Durante toda mi vida me he dedicado a erradicar de este vasto imperio a los herejes y enemigos del imperio, con rapidez y precisión. Pero hace poco parte de mi mundo se puso patas arriba, el imperio anunció que Soldevan mi Inquisidor era un hereje.
No tienen ni idea de lo que es ser leal al imperio, lo único que Soldevan quiere es la destrucción del mal en el imperio y si para eso es necesario crear un poco de caos, pues bienvenido sea.
Así que aquí me encuentro, en un almacén, rodeada por las fuerzas de Kaede, cubriendo las espaldas a Soldevan para que pueda invocar a un demonio que nos ayude en nuestra cruzada. Lo único bueno de la situación es que tengo de mi lado a Otto y que enfrente de mi está el muy odiado Kaede. Nunca lo soporté y ahora es mi oportunidad de matarlo.
También a mi lado están unos aliados de Kaede que se dieron cuenta de su error y se unieron a Soldeban, el mercenario Alexei y un ladronzuelo de poca monta llamado, Dean Kain. Entre ellos hay una buena compenetración, pero nunca me han dado buenas vibraciones, nunca me cayeron bien los novatos.
Según me he informado el grupo de Kaede esta formado por una psíquica, la primera que tiene que morir, un arbitres y con el hecho de tener la preparación de arbitres ya hay que tener cuidado y un “carne de cañón”, sacado de algún batallón penal de la guardia imperial, más peligroso si cabe por que no tiene nada que perder y mucho que ganar. Que se preparen que hoy vengo con sed de sangre.
Los ruidos provenientes del la habitación donde se encuentra Soldevan empiezan a darme escalofríos, pero confío plenamente en él, no tengo que preocuparme, sólo tengo que vigilar la puerta de entrada. El primero en entrar es el “carne de cañón” situándose en una posición cubierta, Otto se cubre en una mesa situada en frente de éste, mientras que yo me escabullo por el lateral para hacer un ataque sorpresa, usando la oscuridad que ha invocado el eldar que ha acompañado a mi señor. El mercenario se sitúa en el otro lateral y el bribonzuelo detrás de él, como siempre. Kaede está situado al lado de la puerta. “Voy a por el”.
Sigo avanzando por el lateral y una bestia se persona en la habitación, Soldevan siempre nos apoyará. Todos se quedan mirando, menos Kaede, suelta alguna parrafada de las suyas, en plan bravucón y luego sale huyendo, menudo cobarde, primero le cortare las manos y luego la lengua. El demonio lógicamente no se puede resistir y persigue a Kaede.
A partir de este punto las cosas se vuelven más locas si cabe.
Kaede y el demonio desaparecen de mi vista, una ráfaga de disparos del carne de cañón, impactan en Otto, hiriéndolo, no me preocupa es mas duro de lo que parece y en su defecto podrá curarse, yo sigo por el lateral, ahora es mi gran oportunidad, ni me verá llegar, ya que estará peleando con el demonio y para suerte de mi el eldar sigue invocando la oscuridad y no me ven. El mercenario y el bribonzuelo intentan disparar al carne de cañón, pero no consiguen darle ni un tiro, que suerte la suya.
Empiezo a sentir un miedo atroz, una presencia se acerca a la puerta, me quedo paralizada por un momento, sólo puedo ver unos ojos ensangrentados, de la boca del ser sale fuego y es la visión más horrorosa que he visto en mi vida. Me produce tal miedo que empiezo a retroceder, ni siquiera mi odio a Kaede me ayuda a seguir adelante, sólo pienso en retroceder. Por el rabillo del ojo veo como Dean empieza a vomitar y se desmaya, a Alexsei no lo veo sigue apuntando al carne de cañón, pero si esa visión me produce miedo, la siguiente no me la puedo creer. Varias balas pasan ante mis ojos, siento la presencia del emperador en ellas, y veo estupefacta como el pecho de Otto se rompe en mil pedazos y a través de él veo la puerta situada a sus espaldas. Es el fin de Otto, miro para ver quien ha hecho el disparo, todavía está humeante la pistola del arbitres, quien parece aun envuelto en tenue halo dorado.
Todo se hay ido al carajo, después de sobreponerme del miedo me doy cuenta que todo esta pavor que tengo sólo puede estar provocado por la psíquica, mi mano todavía tiembla, no puedo apuntar bien. Alexsei por mucho que lo intenta no puede darle ni un tiro al carne de cañón y Dean parece que por fin esta despierto pero esta hablando con la psíquica, maldito bastardo que estará tramando.
Mi única esperanza es tener buena puntería mientras sufro el miedo que todavía recorre mi cuerpo y esquivo las balas del arbitres y el carne de cañón. Siento como la sangre empieza a brotar por las heridas de mi cuerpo, no hay manera de darle a ese maldito suertudo del carne de cañón, es como si el propio emperador le estuviese ayudando, pero eso no es posible, ellos son los que no comprenden nada.
Mientras Alexsei se acerca a la psíquica y empieza una pelea cuerpo a cuerpo con ella, pero rápidamente me doy cuenta que no tiene nada que hacer, la espada de Dean le da en pleno pecho produciéndole una herida que lo desequilibra lo que le da la oportunidad a la psíquica a invocar un rayo y pulverizarlo, con la mala suerte o buena suerte para mi, de golpearle la explosión de la batería del rifle láser de Aleksei al estallar este por culpa del rayo.
Sólo quedo yo, contra todos los súbditos de Kaede y el traidor de Dean, tendría que habérmelo cargado nada más verlo, no se puede confiar en los ladronzuelos. Todo está perdido, no me puedo acercar a la psíquica para matarla y todos están a su alrededor, no puedo apuntar bien, todavía me tiemblan las manos, sólo espero que antes de morir pueda cargarme a alguien y que ayude a mi señor Soldeban a cumplir su misión.
Intento apuntar a la psíquica, pero no se porque no consigo verla está borrosa, y en ese momento aparece el arbitres, esa maldita persona que ha matado a Otto, sin pensarlo le apunto y le disparo, veo como lo atraviesa, la sangre salpica la pared de enfrente, le di, pero para desgracia mía todavía lo veo respirar.
Un fuerza empezó a rodear a la psíquica, apunto y disparó, ya no había salida posible, un rayo se generó encima de mi cabeza fulminándome y dejando sólo las cenizas de mi cuerpo.
Ni pude matar a nadie, Kaede sobrevivió al ataque, sólo me queda la esperanza de haber aguantado lo suficiente para que mi señor Soldevan hubiese puesto a todos estos idiotas en su lugar con la invocación de los demonios.
Lo que debería haber ocurrido:
Nada más ver entrar a los acólitos de Kaede, Alexsei dispara un tiro a la cabeza al carne de cañón, con la precisión de darle en el collar explosivo y volarle la cabeza. Otto dispara al arbitres una de sus inyecciones somníferas durmiéndolo en el acto, para su posterior interrogatorio. Yo saltando sobre Kaede sin darle oportunidad de hacer nada cortándole ambas manos con una de mis espadas y la otra a la garganta para que ni se le ocurriera moverse. Dean enfrentándose a la psíquica sale fulminado con sólo una mirada pero al usar su poder, cae en el caos y es poseída por un demonio, el cual es controlado por Soldevan.
Y para finalizar, dadle de comer a tal demonio a Kaede para verlo morir lentamente. Soldevan vence, el caos cae. Todo el mundo se da cuenta de que Soldevan no era el traidor que decían ser. Viva el emperador y sus acólitos.
FIN