martes, 23 de junio de 2009

Dark Heresy (vol.1)


Informe Inqusitorial: 7.857/342 .A2
Codigo de transferencia: NH342.95/701
Asunto: Incidente Ieronimus
Autor: Inqusidor Solomon Khurry. Ordo Malleus.
Primera Transcripción:

Se ha dicho mucho, y se ha especulado aun mas, sobre el llamado “Incidente Ieronimus” y las extrañas circunstancias que lo rodearon. Con objeto de explicar al Conclave los diversos y singulares acontecimientos que dieron lugar a este inesperado evento, es necesario remontarse a los origenes del grupo de acolitos que se vió envuelto, y a su modo, provocó, tan terrible suceso. Pues solo así puede comprenderse lo ocurrido.

Todo tuvo su origen alli, todo tuvo su origen ese dia:




4.521.009M42 /Mundo-Colmena Merov/ /Capital: Colmena Merov/


Se encontraba en un bar oscuro, atestado de obreros que salian de su turno en las fabricas y olvidaban sus penas a base del mataratas mas barato del menu. A pesar de lo concurrido que estaba, parecia haber un cerco de espacio vacio alrededor de la pequeña mujer. Tal vez el baston con la marca del aguila que portaba tenia algo que ver, o el extraño aura que la rodeaba, aunque ambas cosas parecian indicar lo mismo... psiquica. Seguramente autorizada, porque las autoridades de la colmena eran implacables en ese aspecto, pero aun asi nadie se acerca a un psiquico si no tiene un buen motivo. Asi que cuando un hombre encapuchado, con un colgante del aguila imperial, y portando al cinto espada y pistola, entró y fue directo hacia ella, la gente se apartó automaticamente.


-Sila, espero que hayas disfrutado tu dia libre, porque se ha acabao.- Dijo el encapuchado.

La mujer, de pelo rojo e inquietantes ojos de un tono violeta, le miró.

-Tu diras, Luca.

-El Maestro quiere que te encargues de un trabajo imprevisto que ha surgido. Pero antes debemos reclutar a alguien mas. Lo ha estado vigilando y cree que es prometedor...


Salieron del bar y se dirijieron hacia una zona residencial de nivel medio-bajo. La vida en la colmena no paraba nunca; bajo techos artificiales, formados por las plantas superiores, y entre corredores y escaleras interminables, los innumerables habitantes se dirigian a sus hogares, o a sus trabajos si tenian turnos nocturnos. Y no es que en la colmena el dia o la noche significasen demasiado, apenas habia sitio en los niveles medios desde los que se viese el cielo, y era este un cielo perpetuamente cubierto por los gases y la contaminación. Solo los dirigentes de la ciudad y las personas mas ricas y poderosas, que vivian en las torres mas altas de la colmena (las cuales alcanzaban varios kilometros de altura), podian disfrutar de la vision de un cielo claro.


Kuint acaba de volver de trabajar, y se disponia a pasar la noche en su reducido piso, cuyo alquiler consumia la mayor parte de su sueldo. El espacio era escaso y caro en la Colmena Merov, al igual que en el resto de colmenas del imperio. Aun asi Kuint no se quejaba, era miembro del Adeptus Arbites, la policia imperial, y en teoría tenian mas competencias y jurisdicion que la policia de la colmena, pero ultimamente parecia que solo se dedicaban a mantener a las pandillas lejos de los niveles habitados.


Las bandas de pandilleros eran un problema comun en las colmenas. Jovenes de los sectores mas pobres, asi como los mas rebeldes de las zonas de acomodados empleados gubernamentales, se unian en grupos violentos. Armados con pistolas baratas, algun arma automatica y cualquier cosa que sirviera como bate, ocupaban los niveles mas bajos de la colmena, lo que el resto de habitantes llamaban “la subcolmena”, y se repartian ese territorio para gobernar soberanos sus pequeños barrios. Siempre habia guerra entre esta o aquella banda, pero cuando subian a asaltar las zonas “civilizadas” de la colmena, se convertian en problema de los Arbites. Su existencia era tolerada en la ciudad porque paradojicamente ejercian de barrera entre la superficie del planeta y la colmena. Y es que el suelo altamente contaminado era hogar de toda clase de criaturas, siendo los mutantes los no menos peligrosos. Afortunadamente, a los pandilleros les gustaban los mutantes... muertos y colgados, marcando los limites de sus territorios.


Kuint llevaba poco tiempo dormido, así que cuando un par de desconocidos le despertaron llamando a su puerta, no fue a abrirles en muy buen estado de animo, aunque cambió cuando vió a la figura de la tunica, obviamente un clerigo del Adeptus Ministorum, acompañado de una mujer de tez grisacea, que a pesar de su escasa altura resultaba amenazadora. Kuint se fijó en su bastón. Una psiquica, pensó automaticamente, e invitandoles a pasar, decidió que ya habia dormido bastante.


Sila observaba sin inmutarse, tanto a Luca como al tipo serio de pelo azul y pinta de funcionario. Era de complexion media y altura estandar, pero segun Luca era un Adeptus Arbites de grandes recursos, lo que significaba que a no ser que algo saliese mal, se iba a convertir en su compañero de trabajo de un momento a otro.


-He venido a ofrecerte un trabajo.- Dijó Luca sacando la tarjeta que lo identificaba como acolito de la Inquisición, la fuerza imperial mas temida y respetada de la galaxia.

-Yo sirvo al Emperador, ese es mi trabajo.- Respondió Kuint

-Si, pero estoy seguro de que estas cansado de combatir a pandilleros y sofocar disturbios, ¿No te gustaria enfrentarte a las verdaderas amenazas del Imperio?


La conversación continuó pero Sila no les prestaba atención. Estaba claro que el tipo aceptaria, ella estaba pensando en su reclutamiento, que fue algo diferente. Tras ser registrada como Psiquica Autorizada, uno de los inquisdores que sometian a prueba a los psiquicos decidió que tenia potencial para ser un agente de la inquisción, y se puso en contacto con otro inquisidor que estaba buscando un psiquico dotado. Sila ni siquiera supó nunca el nombre del inquisidor para el que iba a trabajar. Solo conoció a un intermediario, Luca, que era a su vez, al igual que ella, un acolito, con la diferencia que llevaba años sirviendo al inquisidor y gozaba de su confianza. Luca siempre se referia a él como “el maestro”, o “el inquisidor”. O bien tenia ordenes de no revelerar su nombre, o bien, al igual que Sila, lo ignoraba.


Volvió a atender a la conversación que se desarrollaba frente a ella. Parecia que por fin Luca iba a explicar en que consistía el trabajo que tenian que hacer.


Fin de la primera transcripción.

5 comentarios:

Antcabar dijo...

Prometedor... muy prometedor. Ya me tienes con ganas de saber en que se va a meter este grupo del Imperio. Pero lo que me parece más curioso, es que los protas son los que comunmente son los malos en todas las historias, los servidores del Imperio malvado... jejeje, en lugar de la típica resistencia, esto hace la historia en mi opinión mucho más interesante.

Por cierto, solo una pega, la primera foto, tengo dos impresiones: la primera es que un Inquisidor se está comiendo un curri con casco y todo... y la segunda es que un curri tiene un robot gigante típico de las series japonesas... jajaja.

Saludos

PD: A pesar de lo dicho sobre la foto, un saludo para el equipo de diseño del Guardián, el cual también trabaja para mi en ocasiones logrando muy buenos resultados.

El Guardian del Paramo dijo...

Resistencia? no hay resistencia en el Imperio... o al menos no por mucho tiempo.
La Ordo Hereticus de la Inquisición se encarga de eso.

Sobre la foto, probablemente el Inquisidor Solomon lleva una armadura de caparazón completa bajo las ropas por lo que es inevitable que su envergadura aumente y su cabeza parezca desproporcionada.

Odonj dijo...

Yo voy con los buenos, porque ¡YO SOY LA LEY¡
y los malos entran dentro de los buenos, y tenemos que impedirles que tengan el control. Sin contar claro con los malo malosos que tambien hay que impedirles que tengan el control.
Y sí¡ esta aventura promete, este texto era bueno y eso que solo era el prólogo.
Haiii, quien pudiera tener una servoarmadura como Solomon Kurry, aunque tu cabeza pareciese mas chica que el cuerpo

Kuint, adeptus arbitres.

Solomon Khurry dijo...

No se trata de buenos y lo malos, si no que hay tres clases de personas: los capullos, las zorras y las mariconas. Las zorras creen que todos podemos llevarnos bien y a los capullos les gusta joder sin pensárselo. Después están las mariconas, muchacho, y a las mariconas lo que más les gusta es cagarse en todo. Y las zorras se cabrean con los capullos de vez en cuando porque a ellas les joden los capullos. Porque los capullos también joden a las mariconas. Y si no jodieran a las mariconas, ¿sabes lo que pasaría? que los capullos y las zorras nos quedaríamos cubiertos de mierda.

Fdo: Un capullo, digo... un inquisidor (nadie nos espera)

Inma Morillas dijo...

Original??? Todavía no has visto
nada, no se por que pero me da que esta historía, no va a ser una típica historía de disparos, personajes maniacos y sólo con ganas de matar... por lo menos hasta lo que yo se, jijiji.

Nos vemos en los bares, aunque sean del espacio.